Diagnóstico enfermero :Retraso en la recuperación quirúrgica

Diagnóstico médico: Amputación abierta del primer dedo del pie

Mi hija se casa

Finalmente la hija de Ramón se casará dentro de tres meses.

Para Navidad anunciaron la fecha de la boda a toda la familia. Todos los presentes en la comida se alegraron y a los pocos días se iniciaron los preparativos.

Nadie esperaba lo que le pasó a Ramón en el mes de febrero: mientras paseaba tuvo un acceso de tos con hemoptisis y cayó al suelo entrando en coma.

Se trata de un paciente crónico complejo de riesgo cardiovascular  evolucionado; Vasculopatia difusa con afectación de tres vasos coronarios; Arteropatía periférica con claudicación intermitente; Ex-fumador; Hipertensión arterial de diez años de evolución; Hipercolesteronemia de larga evolución en tratamiento farmacológico; Insuficiencia renal crónica con valores de creatinina superiores a 3; FEVI del 29% y que presenta una hemorragia alveolar difusa  de forma súbita.

En sesión clínica se valoró que la cardiopatía isquémica era inoperable debido a la alta comorbilidad de Ramón.

Para las personas menos conocedoras de la medicina estamos hablan de una persona muy enferma.

Al ingresar en urgencias del hospital se le diagnosticó de pneumonia intersticial o posible NOC   pneumonia  organizada criptogénica.

Durante tres meses toda la familia dejó de lado los preparativos de la boda y sus vidas transcurrieron en idas y venidas a la unidad de cuidados intensivos del hospital.

A principio de mayo lo pasaron a planta. Había respondido bien  al tratamiento con cortisona, había empeorado su insuficiencia renal crónica y la arteriopatía diabética había requerido una amputación del primer dedo del pie derecho.

La recuperación de Ramón trajo también la recuperación de los planes de boda de su única hija.

Intervención del equipo de Hospitalización a Domicilio

Ramón ingresó con nosotros a los tres días de la intervención con diagnóstico de amputación semi-abierta del primer dedo pie derecho con cuatro puntos de aproximación a nivel de metatarso. El lecho de la amputación estaba en estadío de hemostasia y no había ni rastro de tejido de granulación.

La insuficiencia renal marcaba una creatinina de 1.8 con un bicarbonato de 4.5 y un sodio de 1.3 o hiponatremia euvolémica   de forma crónica.

Presentaba descompensación de su Insuficiencia cardíaca  y su diabetes mellitus.

La extremidad presentaba edemas hasta zona infracondilea. Los valores de glucemia capilar oscilaban entre 230 y 340 mg/dl .

Debido a su estancia en cuidados intensivos la movilización la tenía limitada y caminaba con dificultad apoyándose en  un caminador.

En nuestra primera visita al domicilio de Ramón nos hizo saber el reto que teníamos por delante. Lo más importante para él en estos momentos era llevar a su hija al altar el día de su boda. Estaba dispuesto a hacer todo lo que fuera necesario para conseguir el sueño que tenía desde que nació su hija hacía 27 años.

Nuria había conseguido ser abogada y tenía una pareja de la que estaba muy enamorada, pero lo más importante en esos momentos era entrar en la iglesia del brazo de su padre. No importaba que la casa estuviera a medio pintar el día de la boda, le dirían al fotógrafo que afinara en la toma de imágenes. No importaba que el sastre no tuviera el traje de Ramón a tiempo porque no se lo había podido probar, tenía sus zapatos Crockett & Jones comprados por su hija en Inglaterra durante su Erasmus. No importaba que el banquete de bodas no se pudiera hacer donde querían porque habían perdido la reserva, estaría Pedro el cura que bautizó a su hija y compañero de Ramón en el Banco de Alimentos.

 

Se habló con la familia y el paciente de la gravedad de las enfermedades de Ramón y la importancia de la salud por encima de otras situaciones. Pero todos se habían aferrado al sueño de Ramón como un salvavidas para huir de la realidad.

En un principio creímos que la evolución del paciente nos ayudaría.

1. Controlamos los edemas con una bomba elastomérica de Furosemida endovenosa que nos permitía controlar la descompensación de la insuficiencia cardíaca dañando lo menos posible el riñón. Para ello colocamos un catéter PICC.

2. Ajustamos pautas de insulina.

3. Repasamos educación de riesgo cardiovascular:

Control de peso diario.

Control de diuresis.

Control dieta diabética e ingesta de sodio.

Control de líquidos.

4. Se hacen curas de la herida quirúrgica:

Lavado de la herida con jabón neutro y suero fisiológico.

Fomentos con Prontosan.

Apósito hidrocoloide y oclusivo.

Protección y vendaje elástico hasta zona infracondilea.

Medidas posturales de la extremidad.

5. Se mantienen ejercicios de fisioterapia para mejorar el tono muscular y conseguir la deambulación autónoma.

A las dos semanas habíamos conseguido:

Compensar la diabetes, los edemas y la HTA.

Ramón comenzó a caminar con solo el apoyo de un bastón.

La herida presentaba tejido de granulación.

No habíamos conseguido mejorar su pronóstico de vida.

El día de la boda, a las nueve de la mañana, entrabamos en casa de Ramón: la peluquera que venía a peinar a Nuria y la enfermera de hospitalización a domicilio que venía a curar el pie de Ramón para ajustar el apósito al zapato, cargar la bomba elastomérica con la dosis de Furosemida para 24h y ayudar al padre de la novia a vestirse acoplando el catéter PICC. Repasamos que disponían de los teléfonos de emergencias por si pasaba alguna cosa. Nos volveríamos a ver en 24h.

Dos horas más tarde padre e hija entraban en la iglesia.

En nuestra práctica clínica nos encontramos con frecuencia con el fenómeno de la fuerza de voluntad de los enfermos. Vemos como personas en agonía luchan por no morir hasta la llegada del hijo del que quieren despedirse. Aquí fue la lucha de toda la familia por hacer realidad un sueño de un padre muy enfermo.

El hecho de crear un programa educativo y un seguimiento personalizado de las patologías crónicas de Ramón ayudó a que la Hospitalización a Domicilio fuera el vehículo para materializar ese sueño que con otro sistema asistencial no se habría realizado.